¿Sabías que el salto a la cuerda tiene una historia fascinante? ¡Pues sí, la tiene!
Cuando preguntes sobre el origen de saltar a la comba, es probable que escuches respuestas relacionadas con el boxeo o juegos infantiles. En parte, estas respuestas son correctas.
Pero la historia es aún más rica.
Los egipcios saltaban la cuerda hace más de 3,000 años, lo que es más antiguo que las pirámides. En Egipto, las personas utilizaban enredaderas y cuerdas de cáñamo, tanto para diversión como en ceremonias.
La práctica también era común en la Antigua China. Allí, se consideraba una forma de ejercicio y tenía un componente espiritual, ayudando a mantener el equilibrio del yin y el yang.
En la antigua Grecia y Roma, atletas y soldados incorporaban el salto a la cuerda en su entrenamiento. Esto les ayudaba a mejorar su resistencia y coordinación.
Durante la Edad Media, esta actividad se popularizó en Europa, especialmente entre los niños. Se fabricaban cuerdas con materiales naturales como fibras vegetales y cuero.
Los siglos XVII y XVIII vieron crecer la popularidad del salto a la cuerda en Europa y América. Se convirtió en un entretenimiento para todas las edades. Las cuerdas evolucionaron, incorporando materiales como el algodón y el nailon.
El siglo XX fue testigo del nacimiento del salto a la cuerda como deporte competitivo. Organizaciones como la International Rope Skipping Federation y la World Inter-School Rope Skipping Organization promovieron su desarrollo.
Hoy en día, el salto a la cuerda es un deporte de competición en algunas regiones y un popular entretenimiento en otras.
Este ejercicio, con su rica historia cultural, ha sido practicado a lo largo de los siglos. Desde sus orígenes en el antiguo Egipto hasta su popularidad actual, el salto a la cuerda ha evolucionado y sigue siendo una actividad apreciada globalmente.
Conocido como «jump rope» en países de habla inglesa y «nawatobi» en Japón, tiene distintos nombres en América Latina. Cada país le da su toque único, desde «saltar el lazo» en Colombia hasta «cuerda» en otros.
Así, el salto a la cuerda es disfrutado por personas de todas las edades en todo el mundo, no solo por niñ@s.